Magia en la grada (crónica-relato)
Magia en la grada
Para Hely Saul Oberto
R.
─¿Qué les parece? ¿Saben lo que dice Andy?..
¡Que es amigo de Roger Maris!
Diciendo esto, Niki
soltó una risa burlona que todos secundamos. Era lógico tomar eso a chanza
cuando se refiere a un astro consagrado de las Grandes Ligas.
La reacción de Andy fue entregarse a su tradicional mutismo. ¿En realidad lo conocía? Puede que sí o quizás no, pero de que era su ídolo, era innegable. Eso lo supe desde el momento en que nos instalamos en el cuarto estudiantil que compartíamos. Mientras que, desde el lado de mi cama, Marilyn Monroe nos miraba con sus ensoñadores ojos bajo sus párpados dormilones, de perfil y a todo lo largo del encuadre mostrando sus encantadoras piernas y recostada sobre un terciopelo carmesí, ¿qué había puesto Andy en la pared de su lado?... ¡Exacto! Un afiche de Roger Maris en pleno acto de conectar un vuela cerca.
A pesar de que las burlas siguieron, me di cuenta que Andy había decidido no hablar más de Maris, no obstante él y Niki Bryan siguieron hablando de
Babe Ruth |
béisbol con mucha propiedad pues ambos dominaban los llamados “numeritos” y fue así que supe que el zurdo Roger Maris ─prácticamente un desconocido en 1961─ había tenido la irreverencia de quebrar la marca de más jonrones en una temporada establecida treinta y cuatro años antes por “su majestad” Babe Ruth. Aunque, por lo regular, en estas conversaciones yo prefería ver a otro lado porque mi conocimiento de béisbol se limitaba a saber que Joe Di
Marggio era una leyenda viviente ¿cómo no iba a serlo si fue el esposo de La Monroe?
Todo cambió cuando supimos que el equipo de
Roger, Los Cardenales de San Luis, jugarían contra Los Piratas en Pittburgh ¡A
solo dos horas y media de Akron! Ahora sí íbamos a saber si era verdad lo dicho
por Andy. La voz se corrió con tal fuerza que otros tres compañeros estuvieron
dispuestos a ir también a Pennsylvania.
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La noche anterior, Andy estaba muy nervioso. Lo supe porque me despertó. Así que me llené de paciencia y le pregunté por qué no descansaba. Y fue allí, sentados de frente al borde de cada cama, cuando me confesó que era posible que Roger no lo reconociera ¡Tanta gente lo abordaba! Y creo que para darse
valor me contó que creció a la sombra del Estadio de los Yankees y que él tenía once años cuando, en 1960, Roger Maris pasó de los Atléticos de Kansas a los Yankees, presenciando como su incorporación le dio un vuelco a la novena neoyorquina que estaba de capa caída, pues era impecable tanto con el bate como con el guante.
Andy llegaba al estadio con dos horas de
antelación para sentarse al lado derecho, el campo que cubría Maris, y verlo
calentar. Tanto así que la figura de Andy se hizo familiar para los jugadores y
para el mismo Roger, así que un día se
llenó de valor para acercarse a la valla y pedirle que le regalara uno de los
bates con que había dado un jonrón “Por supuesto, te daré el primero que rompa”
Y en efecto, así fue. Se lo trajo desde Anaheim, California, donde había
conectado contra Los Angelinos. Hasta que Maris fue transferido a Los
Cardenales de San Luis. Un día aciago
para él, salía de su equipo y ya no lo vería más. ¡Había pasado tanto tiempo de
eso! Era natural que Maris no se acordara… aunque ¿Si se había acordado de él
cuando rompió el bate, por qué lo iba a olvidar ahora? Por otro lado ¿tanta
gente le pedía bates y pelotas? ¿quién era Andy para que se acordara de
él si ni siquiera sabía su nombre?
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Ese nueve de mayo de 1967 llegamos al
campo Forbes con suficiente antelación para elegir los puestos frente al jardín
derecho. Eso de la superstición en el
deporte no es algo limitado a los jugadores pues Andy eligió el asiento nueve
en la fila nueve, el que tomaba en Nueva York.
Ya Maris estaba haciendo ejercicios de calentamiento, así que bajamos a
la cerca. Confieso que si Andy estaba emocionado, por mi parte estaba asustado, pues no quería ni
imaginar el papel de hazme-reír que
haría Andy si Maris no lo reconocía.
─¡Hola!
Maris seguía imperturbable. Puede ser que no
sabía que era con él, y con una voz temblorosa, Andy insistió.
─… Rog
Los dedos de Andy, crispados en la reja, me
parecieron a los de un prisionero en sus últimas horas ante la expectativa de
la silla eléctrica. Así que gritó con más fuerza.
─¡Hola Rog!
En ese momento volteó y lo vió. Terminó de
hacer un lanzamiento y se dirigió hacia Andy con los brazos en jarra dando un grito
que se oyó del diamante al jardín central.
─¡Andy Strasberg!.. ¡¿Qué
diablos estás haciendo en Pittsburgh?!
Diciendo esto, hizo una
señal a sus compañeros de equipo y trotó hacia la entrada de la grada.
Cuando nos reunimos
allí, era evidente el esfuerzo de Andy para dominar la emoción y no gritar de
contento.
─Te cuento Rog. Venimos
de Ohio porque estoy estudiando en la universidad de Akron y mis compañeros
querían conocerte.
Por mi parte, más que ver al Astro, no me cansaba de observar la sorpresa
reflejada en los rostros y las bocas semi-abiertas de Niki y los demás
compañeros, ¡estaban mudos! Apenas les salía un hilo de voz para tartamudear
sus nombres.
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Hoy que evoco ese recuerdo, reconozco que,
aunque sigo siendo un lego en la materia, la figura de Roger Maris me ha mantenido
unido a Andy, a pesar de la bifurcación de rumbos luego de graduarnos de
administración. Él buscó trabajo en el área de béisbol y ¡Claro que lo
encontró! Siempre hemos estado en contacto a pesar de que la última vez que nos
vimos fue en 1976 durante su matrimonio. Se casó en el home del estadio Jack
Murphy, en San Diego. En ese momento me enseñó con orgullo el regalo y la
tarjeta que Roger y Patty, su esposa, le
habían enviado.
Roger Maris murió de cáncer linfático en 1985. Esa vez Andy me escribió una carta donde me daba detalles de los funerales. Fue en Fargo, Dakota del Norte. Luego de la ceremonia se acercó a Patty que, al verlo, no dejó que le diera el pésame, sino que lo abrazó en silencio. Él prefirió quedarse callado, hasta que ella se separó y se dirigió a sus seis hijos: “Les presento a alguien muy especial: Andy Strasberg”. A lo que el pequeño Roger Maris hijo, respondió: “Tú eres el admirador número uno de papá”.
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Volviendo a la primavera de 1967 en
Pittburgh. En la sexta entrada Roger se puso al bate y momentos después conectó
un trallazo. El característico sonido seco ─como el descorche de un champagne─ hizo eco a lo largo y ancho del Forbes.
Seguimos el arco creciente de la bola y cuando estaba en lo más alto advertimos
que venía hacia la grada derecha. Todos se levantaron, en especial nuestro
grupo, y fue así que comenzó una algarabía de gritos y codazos. Ahora la pelota
venía hacia nosotros como en cámara lenta. Por instinto fui a contracorriente
de los aficionados (le tengo miedo a cualquier objeto contundente que venga desde
el cielo hacia mí) pero los muchachos gritaban “¡Es mía, es mía!”. Tenían la ventaja
y estaban en la mejor posición en medio de un bosque de manos extendidas y corazones palpitantes.
¿Pueden adivinar quién fue el que la atrapó? … ¡Andy Strasberg!
Andy
lloraba como un niño. Un policía se acercó y nos dijo que Roger quería vernos.
Lo seguimos hasta uno de los túneles de acceso a los servicios donde Roger
venía apresurado y sus palabras hacían eco en la estructura de concreto.
─¡Andy, no lo puedo creer!... ¡No lo puedo
creer!
A lo que Andy
respondió.
─¿No lo puedes creer?... pues… ¡Yo
tampooocooooo!
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Puede que alguien diga
que Andy era el más alto de nosotros seis. Pero tiene que haber algo más. Las
posibilidades de que el número nueve dispare un jonrón al asiento nueve de la
hilera nueve un nueve de mayo son ínfimas, por no decir casi nulas ¿Magia? Sí, una magia que solo puede
ocurrir entre un fanático y su ídolo de la niñez.
Andy Strasberg y Roger Maris |
El que esto escribe,
tuvo la oportunidad de contactar a Andy Strasberg y pedirle la autorización
para publicar esta anécdota en formato de cuento. Algo que agradezco de manera
pública.
Andy Strasberg hizo carrera desempeñándose como director comercial del equipo de béisbol Los Padres
de San Diego.
Caracas, Marzo del 2017
Tomado del libro LA BALALAIKA, EL GUARDAESPALDAS Y EL MAESTRO, editorial ìtaca, Los Teques, Venezuela
Comentarios
Un abrazo.
Como dice el comentarista anterior. Es mágica... Como Maris
Saludos Alí
COLOTORDOC ¡Así que se trata de uno de tus héroes de infancia! Buenísimo. Por fin me encuentro con un verdadero fanático. Por cierto, hay una películo acerca de Maris (su vida da para eso y más) que la dirigió Bill Cristal. Te dejo acá el enlace https://www.youtube.com/watch?v=u1HqC-h7vv4
JP ALEXANDER La nostalgia suele crear cosas muy bellas ¿cierto?
En los recreos era a lo qe jugábamos en el patio, aunque apenas tuviéramos una idea muy elemental de las reglas del juego, practicábamos este deporte con pasión increíble, pero con todo y con eso, he estado devorando tu relato y disfrutándolo muchísimo, además, no sabes cuantos recuerdos han llegado a mi mente, muchísimas gracias pana, por este ratico de felicidad!!!
Salud y abrazo
Siempre un placer disfrutar con tus relatos.
Un abrazo y cuídate.
Me ha gustado mucho el texto. Si bien aquí el beisbol nunca tuvo predicamento si que son varias las buenas películas con este deporte como telón de fondo.
Estando de viaje en NY paseando por Central Park me quede sorprendido de varios campos con mucha gente jugando, el momento del bateo es magnifico.
Un abrazo hermano!
Abrazos para ti Ali.
Vengo de Hislibris donde sin querer abriste un nuevo hilo con tu comentario, el cual no sabemos a qué relato se refiere y que tienes que quitar, por no ser ese su lugar. Para quitarlo, abres tu comentario y en la esquina derecha, arriba, te aparece el símbolo de cerrar: X. Le das y eliminas el hilo. Luego lo pones donde corresponda, pero dentro del hilo correspondiente al relato.
Te dejo el enlace para que lo hagas más rápido.
http://www.hislibris.com/foro-new/viewtopic.php?t=20326
Muchas gracias.
Si yo viera un cartel de la extinta señorita Monroe, quizás me fijara en sus facciones para dibujarla, pero a ti y a no sé cuántos les perturbaría su presencia fotográfica :)
Fuera de broma, eres un genio escribiendo. Poco me ha interesado el beisbol, pero has narrado de manera que mantienes al lector intrigado hasta el final, qué bien.
Mis felicitaciones, apreciado amigo; me alegra muchísimo que hayas logrado publicarlo. Deseo que sigas teniendo éxito; cuánto me he perdido de leerte.
Feliz fin de semana
GENÍN No sabes el aporte que tu experiencia siempre trae a las entradas de tigrero. Qué bueno que estos textos removieron tus memorias.
ROBERTO Exacto hermano. Maris es un personaje de película y esta anécdota es buenísima como para un corto.
JOEGW DONATO Lo importante es que te hayas gustado ¿que sabes algo del deporte? En realidad esto más que deporte es literatura y su tú la crees buena ¿qué más premio puedo aspirar que esto?
TAWAKI ...Exacto...Fíjate que no me había dado cuenta del craso error. Gracias por avisarnoslo. Ya lo reparé.
RICARDO TRIBIN Gracias mi hermano por el privilegio de tu visita.
RICARDO CORAZÓN DE LEÓN Gracias mi hermano. Ya estoy reparando daños.
RUD No sabes cuánta alegría nos proporciona tu retorno a la blogósfera...No importa que no sea frecuente pero al menos de forma periódica. Gracias de nuevo Rud por tus palabras.
Un abrazo.
Sin saber nada de este deporte, como lector/a uno puede sentir esa admiración y vivir la historia (pequeña crónica) como si compartiera todo con ella. Admirable y entretenida tu manera de narrarla.
Te felicito por el texto. Y porque haya sido publicado (hace unos cuantos años ya, aunque nosotros lo leamos ahora).
Un beso.
CONTADORA DE LIBROS Esa es la idea Contadora, que sin saber nada acerca del deporte, puedas disfrutar de la lectura.
YONOSLYMILLENIUM Gracias maja.
BIENAVENTURADA Exacto, la perseverancia. Por cierto cuenta con mis oraciones por tu salud.
Abrazote utópico.-
https://www.youtube.com/watch?v=u1HqC-h7vv4
Pero sí soy muy futbolera y he visto verdaderos sentimientos de cariño por los clubs y sus figuras.
De la pasión con que los aficionados siguen las ligas no hay ni que hablar, porque para nosotros en Europa con el fútbol, ser de uno u otro equipo equivale para muchos a lo más cercano a una religión. Recuerdo a un querido vecino, ya mayor, que cuando perdía el F.B.Barcelona, su mujer cerraba las luces, cenaba antes de que él llegara y se acostaba. Ni una voz ni un sonido, todo en silencio para recibir con un pésame al marido que venía del campo.
Un saludo, Alí. Deseo que sigas bien.
Gracias por compartirlo !
Saludos
Aunque no soy muy entusiasta de este deporte, me ha recordado los años que viví en Cuba, allá eso es el deporte rey, y no nos perdíamos un partido televisado, mi hermano más pequeño acostumbraba ir al estadio aunque muchas veces no terminaba de ver el partido, ya que al acabar los problemas para tomar el transporte, la guagua, eran muchos e ir caminando hasta casa no entraba en sus planes.
Me ha gustado el relato, un saludo.
Enhorabuena.
EL POLLO Creo que el único que sabe de beísbol de todos los que han escrito en esta entrada, incluyéndome a mí, eres tú. Así que si dices que está bueno el texto...¡Es porque lo está! Gracias hermano
ALEXANDER Gracias por el dato, ya voy a estar buescando esa película: The Sandlot
RICARDO Gracias mi hermano por tu visita
TRECCE ¡Cuánto agradezco ese espaldarazo mi hermano!
LOLA Buena tu anécdota, de verdad
LAVELABLANCA Gracias por la visita y la lectura. Pero necesito plantearte que he ido a tu blog y no puedo comentar allá ¿pasa algo en la página?
Una historia encantadora y atrapante. Creo que cuando uno le pone pasion a lo que quiere; sin dudas lo consigue! Gracias a la pasion hacia su idolo y la suerte (seguro se alinearon los planetas) Andy pudo conectarse varias veces con Roger Maris y contar estas anecdotas.
Besos Ali!!
¿Cómo está Brasil? En algunos noticieros los presentadores están preocupados por el número de contagios, yo veo la estadística relacionando cuántos se han recuperado, con aquellos casos que sigan activos y ganan aquellos que ya se han curado.
Me han dicho que mañana es el día de san Valentín, día del amor y la amistad. No creo en santos, pero sí en el amor paciente, servicial y sin envidia. Eres un excelente amigo virtual, ¡felicidades!
Un gran abrazo, con mucho afecto.
No conozco casi nada de béisbol, salvo lo que llega por películas, es un deporte que nunca caló en el cono sur. Aunque con el arribo de muchos de tus coterráneos en estos últimos años acá en Buenos Aires se han empezado a ver algunas camisetas de equipos de EEUU y hasta se han visto las extrañas canchas en sus formas, que sólo había visto en Cuba.
Abrazos crack!
RUD No tienes ni idea de cuánto valoro tus visitas por acá. Gracias por tu amistad..De verdad
FRODO Cierto, era una historia que no podía pasar por alto. Y en cuanto a lo del deporte...Recuerda que aunque el Caribe es hispano, la cercanía con el Gigante del Norte, nos pone bajo su influencia...El béisbol es ejemplo de eso. Es más, los países que lo juegan son pocos, digamos que la Cuenca del Caribe y Japón, no más.
Y decirte que me encantaba Marilin, qué buena actriz y qué guapa, lástima la vida que llevó hasta su muerte.
Mil perdones por no haberme pasado antes , con tanto blog me pierdo ja ja ja.
Ha sido un placer leerte.
Besos enormes.
BIENAVENTURADA ¡Gloria a Dios! Gracias por avisarme, de todos modos hay que seguir orando, y por favor no te pierdas de la blogósfera ¿vale?
Saludos desde Indonesia.
Te escribi al correo cuando puedas contestame!!
Besos.
RECOMENZAR. Un beso Mucha
GRA Todo arreglado.Un besote
RAJANI Thank you, Rajani
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