La correspondencia (cuento)
La correspondencia Para Tamaris Navarro Manrique Versión de la obra del escritor Stefan Zweig (1881-1942) ─Señora Elena. Llegó correspondencia para usted. ─¡Qué bueno¡ Gracias Fran por avisarme. Excelente noticia. Finalicé parte del trabajo en el huerto, colgué el delantal, tomé mi talego y me encaminé al pueblo. La llegada de los arrieros desde Caracas es todo un acontecimiento, porque subir hasta este poblado encumbrado en las montañas por un sendero sinuoso en la cornisa de unos farallones boscosos, es una verdadera odisea. De hecho, en tiempo de lluvia los riachuelos se convierten en torrenteras violentas que obligan a que el trayecto se complete descargando en El Junquito y esperarando a que las condiciones mejoren para reanudar la travesía con una nueva recua de mulas. Luego de buscar unas mercancías en el abasto, retiré la correspondencia y me dirigí a la casa disfrutando de antemano el regocijo de abrir la carta de mi amiga de la infancia, Margarita, que me escribía de