El rompedor de bandoneones ( relato )
El rompedor de bandoneones Bandoneón arrabalero Viejo “fueche” desinfla’o Te encontré como un pebete Que una madre abandonó Pascual Contursi (Butín) 1928 Subieron ocho locos al escenario. Se suponía que iban a tocar tango. Pero por mi parte no entendí nada. En una de esas, se rompió un bandoneón y pensé que, sin duda, se había enojado con el Loco mayor. Al final del aquelarre, salí a la calle aturdido. Pero a una cuadra del teatro, desde una rockola salía una canción de Gardel. Entonces me dije. Qué suerte, el tango todavía existe. Este es uno de los extractos de las crónicas que los diarios reseñaron en nuestros primeros conciertos. ¡Cosas como esas pasaban! A la salida, el público discutía a gritos si eso era tango o qué criatura era. Yo me involucré en esto cuando Piazzolla me citó en el cafetín Electra de Callao y Cangallo. Y todavía no teníamos el café en la mesa cuando arrancó a hablar con un entusiasmo inusitado. Parecía que al bajarse del barco que