Tigrero

  Siguiendo la honda de los cantantes que han dedicado discos al trío Los Panchos    (  1   )   hoy nos toca hablar de Manuel Alfredo Sánchez Luna , mejor conocido como Alfredo Sadel    ( 1930   — 1989   )     "El tenor favorito de Venezuela".  Vale acotar que su nombre artístico es una combinación de "Sanchez" con el nombre de su cantante favorito: Carlos Gardel Alfredo Sadel fue un tenor lírico que también tuvo éxito en el canto popular y hasta llegó a participar en el cine mexicano en su llamada "edad de oro" junto a cantantes como Miguel     Aceves Mejías y Javier Solis . Pero su popularidad en Venezuela llegó a tal punto, que en el corazón geográfico de la Gran Caracas hay una plaza que lleva su nombre. En 1978 , grabó en La Habana, el disco que hoy nos ocupa Este disco es importante por varias razones, la primera es que se adelanta a lo que casi dos décadas despues proliferaría en el mundo musical latino, nos referimos a la serie de recopilacione

Los temas políticos no son frecuentes por acá, prefiero hablar de música, literatura o cine, pero la realidad toca la puerta y hay que abrirle, más aún, cuando el que esto escribe, tuvo que salir de su país por razones políticas.  Por otro lado, es frecuente oir a gente decir que no le interesa la política y creo que se trata de los que corren más peligro, para ellos es la frase de "Tranquilo, que si no te metes en política, la política se meterá contigo". Voy a tomar como ejemplo lo que está pasando en Ucrania para ponerlos al tanto de una página que me ha permitido acercarme a estos temas tan escabrosos, de forma directa y sobre todo, asequible a mi rudimentario entendimiento en materias económicas y de políticas públicas. Se trata de VisualPolitik.  La idea de crear esta página se gestó en medio de las discusiones y los intercambios  por  sky  que  Enrique   Fonseca   ( Lic. en comunicación social, el del centro )   Alberto Rodriguez F.  ( Lic. en administración, el de la

  Hoy quiero recomendarles una película basada en el hallazgo de Sutton Hoo en Inglaterra, llevado a cabo en la propiedad de la se ñ ora Edith Pretty , un paraje a orillas del río Deben en la localidad de Suffolk .  En ese lugar habían una cantidad de túmulos, suerte  de montículos funerarios que la señora Edith quería que fuesen investigados.  Eso la llevó a pedir ayuda a los académicos especializados, las autoridades del   Museo de Ipswich ,  pero estas, abocadas en buscar la forma de salvaguardar las piezas del museo en previsión del inminente bombardeo de la Alemania nazi,  lo único que pudieron fue recomendarle que contratara los servicios de un aficionado que, de manera eventual, había estado al servicio del propio museo. Es aquí cuando entra en escena el que motoriza la historia.  Basil  Brown era natural de Suffolk. Había dejado la escuela a los 12 años, pero era un lector voraz. Trabajaba como obrero agrícola y agente de seguros, pero también se las había ingeniado para ap