Papá Noel con kipá (relato)
Papá Noel con kipá
La puerta se abrió y cuatro niños salieron
a recibirme. Luego supe que me habían esperado todo el día. “Vendrá, vendrá, ya
lo verás mamá”, habían insistido mientras enseñaban el papel arrugado de un
telegrama.
─¡San
Nicolás!… ¡sabíamos que vendrías!
Por momentos como estos es que he estado
haciendo este trabajo.
Hablé
con ellos y les repartí los juguetes. Pero había una niña rubia que permanecía
callada en un rincón. Luego de una espera prudencial me dirigí a ella.
─Hola…
¿formas parte de esta familia?
─No.
Me lo temía… era muy extraña su actitud. Yo me había
encontrado con chiquillos que rompían a llorar de miedo, pero
ya sabía cómo resolverlo. Este caso, en cambio, era distinto.
Nunca me había ocurrido.
¡Y vaya que tenía tiempo en esto!
Recuerdo que inicié este trabajo para romper una frustración de mi niñez. Mientras que todos mis amiguitos disfrutaban de la navidad ─magia que solo se puede materializar en la infancia─ y sus casas se llenaban de destellos titilantes, en la mía apenas se encendían las nueve lucecitas de la Hanukkah.
Por
eso, establecido ya con mi propia familia, me dispuse a enmendar el entuerto;
instalé
un árbol en la sala, manteniendo apenas una lámpara de mesa para que las luces
del árbol resaltaran y, ¡claro!, para atenuar las susceptibilidades ortodoxas y
familiares, lo que brillaba en su cúspide era una estrella de David. Y a pesar
de que mi hija Claire solo tenía dos años, sus ojos brillaban de contento al
reflejar los destellos danzarines que venían de la suave penumbra interrumpida
por las lucecitas del árbol.
Al año siguiente (1957) se me ocurrió además,
disfrazarme de San Nicolás. Mi parecido con Hemingway, una barba de hule
adherible, y unas almohadas convenientemente colocadas, hicieron que el traje
me quedara a pedir de boca. Eso lo hice para mis hijos por dos años (Claire
tenía cuatro y Daniel tan solo uno) hasta que en el otoño de 1959 vi a una
chiquilla con un abrigo más grande que ella, tratando de meter una carta por la
ranura de un buzón. ¿La carta para Santa? Eso hizo que me preguntara: ¿Qué pasa
con las cartas que no son respondidas? Llamé a la oficina de correos y me
informaron que en la sección de rezagos almacenaban talegos con esas cartas. Me
dirigí al correo y, luego de llenar innumerables formularios, comencé a revisar.
Me sorprendieron las exigencias tan absurdas de los niños mimados; pero seguí
hurgando hasta que di con una carta que me paralizó: Querido San Nicolás. Soy una niña de nueve años. Tengo dos hermanos
menores y una hermana bebé. Mi papá murió el año pasado y mi mamá está enferma.
¿Puedes mandarme una cobija para evitar que mi mamá sienta tanto frío en las
noches? La firmaba “Susanita”.
Reanudé la búsqueda con más bríos, y hallé
ocho cartas más por el estilo. Las tomé y, sin salir de las instalaciones del
correo, me dirigí a la oficina de telégrafos y a cada niño le envié un
telegrama: “Recibí tu cartita; pasaré por tu casa. Espérame”. San Nicolás.
Saqué dinero de mis ahorros y comencé los preparativos. Así lo he estado
haciendo temporada tras temporada.
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Hasta que Claire, que a sus diez años ya se
perfilaba como escritora, me obsequió un poema:
Ya sé quién es San
Nicolás
Es un invento de los
papás
Pero ahora lo quiero
más
Porque sé que él es mi
papá
¡Jo! ¡Jo! ¡Jo! ¡Jo! ¡Jo!
¡Jo! ¡jo!
Ya que ella había descubierto mi secreto, la llevé donde
estaban los juguetes. Un espacio habilitado en el sótano.
Se impresionó al ver lo ordenado que estaban. Leyó las cartas
y… lloramos juntos. De allí en adelante se convirtió en mi
mejor ayudante, clasificando, identificando y envolviendo los
juguetes. Por otra parte, mi afición por representar al santo
navideño hizo que muchos fabricantes de juguetes me
enviaran cajas de sus mejores productos y hasta los locales
de comida rápida competían para que comiera en ellos. Las
veinticuatro horas que van de la Noche Buena a la Navidad
las pasábamos ubicando direcciones en el helado ambiente y
el congestionado tráfico
neoyorkino.
Pero en este momento, ante mí estaba una
niña que parecía escéptica. Cosa extraña. Debía abordar esto con cuidado, pues
no tenía ni idea del origen de su mutismo.
─¿Cómo
te llamas?
─Rut.
─Hola,
Rut. ¿Cuántos años tienes?
─Siete.
─¡Acércate,
que San Nicolás no come gente!
En un arrebato de valentía se acercó y la
senté a mi lado.
─¿Recibiste
algún juguete esta navidad?
─No.
Busqué en el saco la muñeca más linda.
─¿Qué
te parece?
Sus ojos se iluminaron, pero aun así guardó
silencio.
…Tómala…
es tuya.
─No…
no puedo.
─¿Por
qué no puedes?
Con su mirada me indicó que no quería que
los otros niños se enteraran. Así que, poniendo el juguete en sus brazos, bajé
la voz.
─Bueno
Rut, dímelo solo a mí, al oído.
Se acercó y me dijo en un susurro.
─Es
que yo soy judía.
Esta vez fui yo quien se acercó a su oído.
Entonces, abandonando el falsete grave del santo navideño, y con la más dulce
reverencia, le dije:
─Shemá
Yisrael, Adonai eloheinu Adonai ejad.
Sus bracitos se abalanzaron a mi cuello.
─¡San
Nicolás!... ¡tú también eres judío!
─Sí
Rut. Ese será nuestro secreto. Aunque, a decir verdad, el Niño Jesús también es
judío. Entonces ¿Cuál es el problema?
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Jay Frankston,
llegó a Estados Unidos desde Europa en tiempos de la post-guerra. Ejerció como
abogado, y mientras vivió en Nueva York hizo las veces de San Nicolás por doce
años (1959-1971).
Alí J
Reyes H. /Caracas, diciembre del 2015
Además, fue publicado en el libro LA BALALAIKA, EL GUARDAESPALDAS Y EL MAESTROpor la editorial ìtaca, Los Teques, Venezuela
Comentarios
Gracias.
Abrazos.
CONCHI Eres lacónica para decir las cosas..."me he tenido que retirar del teclado"...caray
ESTER para mí es honroso que se le leas a tu familia y a quien sea. Gracias ati, Ester
Que no desaparezca esa ilusión nunca.
Un abrazo amigo.
Y me gustó la complicidad de su hija, convertida en ayudante.
Saludos.
Saludos.
Muy inspirado tu relato, al que me alegra que lo premiaran.
Y como de niña me dijeron una vez: "Tú amas la palabra. Y quien ama la palabra nunca estará solo"
Felices Navidades, Ali.
Deseo a ti y a los tuyos una Feliz Navidad.
Abrazos!!!
BEAUSEANT Así que no lees cuentos de navidad pero este sí lo leíste. BUENÍSIMO. Ahora bien, me gustaría saber cuál fue ese rincón de tu interior que se iluminó con el cuento.
TERESA Qué bueno que te encantó. Eso quiere decir que valió la pena escribirlo
TOMÁS B Pareciera que los temas de navidad se han acabado... pero fíjate que todavía hay
ANA MARÍA FERRÍN No estamos solos Ana, somos amantes de la palabra.
RAJANI Thankyou
RICARDO TRIBÍN Feliz navidad, mi hermano
Te recuerdo que Enzo, mi nieto, también leerá la narración, que no cuento, porque lo que narra es verídico y pasa en muchos lugares, muchos.
Un abrazo
salut
Las religiones son solo caminos para llegar a Dios. No deben separaros... aunque no lo hace la religión en sí... nosotros mismos nos separamos...
Feliz Navidad
Deseo que pases unas felices fiestas. Un abrazo.
Un abrazo transatlántico y felices navidades.
COLOTORDOC Cierto, nosotros mismos somos los que nos separamos.
JORGE DONATO Gracias mi hermano por tus palabras
JOSEP Gracias por tus palabras, dichas con tanto entusiasmo
BIENAVENTURADA Gloria a Dios, mi hermana
Espero que hayas pasado una muy feliz NAvidad!
Me ha gustado mucho el cuento! Me parece muy tierno y sobre todo muy cierto.
sabes? mi mamá también escribe cuentos, ella los publica en algún grupo de facebook, pero mejor le voy a crear su cuenta en blogger para que todos los puedan leer
Te mando un fuerte abrazo y gracias por preguntar por mi jeje. Puedo desaparecer algunos meses pero siempre regreso :)
Siempre resultan especialmente entrañables este tipo de relatos, diría que apelan a lo mas profundo de nuestros sentimientos.
Un placer leerte hermano.
Un fuerte abrazo!
Me diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3 en agosto de 2010. Un amigo valioso me habló sobre el Centro Herbal Dr. Itua en África Occidental. Ella me dio su número de teléfono y dirección de correo electrónico. Rápidamente lo contacté para garantizar que sus medicinas a base de hierbas curarán mi cáncer y me curaré para siempre. Dije que está bien. Le pregunto cuál es el proceso de curación, me pide que pague los honorarios que hice y dentro de los 7 días hábiles me envió el medicina a base de hierbas y luego me preguntó Le conté a mi amigo Gómez sobre la droga a base de hierbas para que me diera para ir a beberla. Entonces, después de beber durante dos semanas, me curé, estoy muy agradecida y prometo que lo haré. Se lo recomiendo a cualquiera que tenga cáncer y eso que estoy haciendo. Medicina a base de hierbas El Dr. Itua me hace creer que hay esperanza para las personas con todo tipo de enfermedades o que necesitan medicinas a base de hierbas para la enfermedad. Aquí está su información de contacto [Correo electrónico ... drituaherbalcenter@gmail.com. Web: www.drituaherbalcenter.com.
Gracias una vez más administrador del blog.
Salu2.
A mí lo que me ha gustado especialmente es la estructura. El hecho de que dejes un par de detalles aparentemente triviales como las velitas de Hanukkah y que sin embargo estos cobren un nuevo sentido al final y demuestren su relevancia en la historia. Como en los cuentos de Chejov, si sale un clavo en la historia, el clavo debe estar ahí por algo. Todo cuenta.
Así que escribes ya desde el principio todo lo que vendrá al final pero sin desvelarlo realmente.
Me gusta cómo has cogido un personaje real y has conformado una historia totalmente verosímil. Una anécdota sobre lo mejor de los humanos cuando estos deciden alinearse en el lado adecuado, el de la compasión y la empatía.
Por otro lado ofreces una historia desnuda de redundancia, con el ritmo adecuado, ni rápida ni lenta. No resulta tediosa en ningún momento. Es entretenimiento pero también aporta algo más al lector.
Me ha parecido un buen relato, sinceramente. Y ya veo que tuvo su reconocimiento en su momento. Además por tierras muy cercanas a mi Barcelona, en mi región.
Saludos
Ando con muchas cosas y a veces se me olvidan otras xd
Esperando que todo bien.
Saludos!!! ^^
:)
Precioso, me imagino la carita de la niña al saber que Papa Noel era judío.
Llegaste a mi alma con este relato.
Abrazos y besos querido amigo, que tengas un feliz fin de semana