España en la conquista de la Luna

 

La Historia tiene muchos momentos épicos en los que se abrieron al mundo rutas y continentes. Pero hay tres, que son los más resaltantes. El primero es el arribo del genovés Cristóbal Colón a las costas de Guanahaní, la actual San Salvador, es decir, una isla de lo que luego se conocería como América. 

El segundo, es la llegada de la pequeña y deteriorada nave Victoria a la rada de Las Muelas en Sevilla, se trataba de la única nave que lo lograba luego de durar casi dos años dándole la vuelta al Planeta de oeste a este y en donde, los cuatro barcos que la acompañaban —y que eran más grandes que ella— quedaron en el camino, no es de extrañar que su nombre fuera "Victoria". Nos referimos a la expedición del portugués Hernando de Magallanes bajo bandera española y que fue completada por S. Elcano.

Primer Cirrcunnavegación a la Tierra, Exp de Fernando de Magallanes—S. Elcano

Vale resaltar, que ya en puerto descubrieron algo que sería la base de uno de los postulados de la teoría de la relatividad y el argumento más recurrido de las novelas de ciencia ficción que hablan de viajes en el tiempo, pues ahí se descubrió que, viajando a contramano de la rotación terrestre, se podía llegar al pasado. Solo había que comparar el almanaque del puerto con el almanaque de la bitácora de la nao Victoria y ver que está última tenía un día de retraso.

La tercera y más icónica expedición, fue el alunizaje del Apolo 11, en julio de 1969. Estas tres hazañas guardan algo en común, y es que en las tres estuvo el sello oro y carmesí de la bandera española. Para entender esto hay que hacer un poco de historia.

España aparece en los planes de la Agencia de la Aeronáutica y del Espacio NASA, debido al gran adelanto que la Unión Soviética, URSS

había logrado en la llamada "Carrera espacial", de la cual ya hablamos en otra entrada (1) y que, para Estados Unidos había sido un rosario de fracasos que tuvo su punto  más elevado en 1961, con la órbita del primer hombre en el espacio, Yuri Gagarin. Esto fue un golpe bajo para el orgullo gringo y movió a J.F. Kernnedy a hacer la famosa promesa de que los Estados Unidos enviarían  a un hombre a la superficie lunar y lo regresarían  vivo a

la Tierra antes de que terminara la década. Mientras que su par y rival, el secretario general del partido comunista de la URSS, Nikita Khruschev, había sido enfático en su discurso ante el Politburó, al decir que la potencia que dominara el espacio, también dominaría al mundo.

Aguijoneada por el Presidente y con una fecha fija en el horizonte, la Agencia evaluó las rutas de los vuelos que tendrían a la Luna como objetivo final y, entre la planificación de metas para ocho años —recordar que no eran diez—, estaba la necesidad de colocar tres grandes antenas fijas en distintos puntos del Planeta que barrieran 120 grados cada una para cubrir toda la circunferencia terrestre y mantener un contacto en línea recta con el satélite natural y las naves espaciales.

Estos serían los puntos de seguimiento de los vuelos y ya habían asegurado dos de esas antenas, la de la estación Goldstone de Fort Irwin en el desierto de Mojave, California y la de Honey Suckle Creek, en las montañas del sudoeste de Camberra en Australia. Pero faltaba la tercera, que debía estar ubicada en Marruecos, Francia o la península ibérica. Por razones obvias, Marruecos fue descartado, quedaba Francia, Portugal y España. La primera estaba pasando por un momento de conflictos políticos con sus territorios coloniales y en el ámbito interno, los que luego desencadenarían en el llamado "Mayo francés" y en cuanto a Portugal y la misma Francia, sus monedas, tanto el escudo como el franco, no competían ni cerca con la relación costo beneficio que tenía el dólar frente a la peseta. Así que todo apuntó a España.

 El sitio elegido fue Fresnedillas de las Olivas, un área rural que tenía la paradoja de que, a pesar de estar a solo 50 kilómetros de Madrid, en realidad era una zona aislada, con un censo de apenas 400 personas,
y fue elegido por no poseer fábricas, ni estar cerca de alguna línea férrea electrificada, es decir, su interferencia radioeléctrica era casi nula, aunado a esto, su cercanía a un aeropuerto internacional la hacía el lugar idóneo.

Robledo de la Chavela

También se erigió otra antena en Robledo de la Chavela, distante cincuenta kilómetros de Fresnedillas. Se trataba de antenas con un diámetro de 26 metros y un peso de 300 toneladas. 

Es bueno recordar que, en medio del rumor apagado del engranaje de rotación, estos gigantescos girasoles metálicos estarían apuntando, una, al módulo lunar y la otra estaría dirigida al módulo de mando que orbitaría la Luna. Además de esto, también se hizo un contrato con la compañía Telefónica para usar una antena instalada desde 1960 en Maspalomas, Gran Canaria, que podemos ver en la foto con que se inicia este artículo.

Antena de Maspalomas, Gran Canaria

Y volviendo a la antena de Fresnedillas, hay que aclarar que, en realidad se encuentra dentro de los límites del municipio de Navalagamella, pero se le llamaba así, porque los antiguos propietarios de los terrenos los tenían registrados en Fresnedillas y por ser esta la población más cercana y, de paso, todos los empleados regulares eran de Fresnedillas. Así que la disputa de campanario estaba servida. Entonces, para acabar con este alboroto inútil, los técnicos de la NASA decidieron resolver eso de manera salomónica, llamando simplemente al sitio como "Estación Madrid".

Ing José Manuel Grandela Durán, 1970

Fresnedillas se incorporó a la carrera espacial de inmediato,siendo clave en misiones antes y después del

alunizaje, por ejemplo, las misiones no tripuladas como Mariner, Mars, Pioneer, Viking, Voyager, Landsat, Helios etc. y las tripuladas, tales como Apolo, Mercury, Gemini, Skylab, Apolo−Soyuz (en colaboración con la Unión Soviética) Space Lab y los Space Shuttle, es decir, los Trasbordadores espaciales, en los cuales Fresnedillas fue clave

 Pero antes de todo esto, ya para 1968 comenzó a verse el fruto del trabajo de Fresnedillas, cuando la tripulación del Apolo 8 —muy recordados por su celebrado saludo de navidad— tomaron las primeras fotografías a la Tierra desde la órbita lunar. Pues bien, esas imágenes, primero fueron vistas en Fresnedillas.

La razón es que cada una de las antenas, Australia, España y California, quedan colocadas de frente a la nave, funcionando como estación repetidora para conectarla con Houston, Texas, cubriendo cada una, ocho horas de recepción. Por tanto, cualquier mensaje escrito, en audio o imagen, además del estado de cada aparato de abordo, que era recibido desde la nave o enviado a ella, debía pasar primero por estas estaciones, donde eran amplificados y reenviados. Esta era la razón del retardo o delay que oscilaba entre cuatro décimas hasta un segundo con siete décimas.  

Profesionales y técnicos españoles en Fresnedillas

Cada jornada "lunar" de ocho horas, comenzaba reportando a Houston lo siguiente Madrid is green, in go (Madrid da luz verde,recibiendo).

La responsabilidad de Fresnedillas, por ejemplo, era tan crucial, que en 1972 el Apolo 16, se tardó horas para despegar, debido a una tormenta eléctrica con vientos huracanados que azotaba a la zona de Fresnedillas, y solo se inició la cuenta regresiva, cuando Madrid pudo dar la luz verde.

Pero, a pesar de la cantidad de misiones en que participó Fresnedillas, su verdadero momento de gloria fue el descenso del Eagle en la superficie lunar, el 20 de julio de 1969

Interior de la antena de Maspalomas, Gran Canaria

En ese momento, Valeriano Claros, era responsable de la antena de Maspalomas en Gran Canaria, que actuaba como respaldo. Carlos González Pintado estaba en Robledo, que seguía al Columbia y José Manuel Grandela Durán en Fresnedillas, siguiendo al módulo lunar

Madrid en luz verde

Antes de seguir, hay que aclarar algo. Algunas publicaciones  refieren que en Fresnedillas se oyeron, antes que en Houston, las icónicas palabras que Armstrong dijera al colocar su pie izquierdo en la superficie lunar  That's one small step for a man, one giant leap for mankind (Ese es un pequeño paso para un hombre, pero un salto gigante para la humanidad ), 

Lamento desilusionarlos, pero eso es una equivocación de los que escribieron dichos artículos, pues en el momento de la salida de los astronautas del módulo, ya Madrid había quedado en "luz roja". No obstante, muchos coinciden en que Fresnesillas oyó de primera mano unas palabras más vitales que las consabidas. Primero, porque las famosas palabras arriba citadas, fueron fruto de un libreto, tal y como los actores nominados se aprenden un texto para decir en el momento en que sean premiados, pero estas, de las que hablaremos y que sí fueron monitoreadas por Fresnedillas, fueron el final de una situación dramática de vida o muerte.

Libro del Ing José M. Grandela

Pero antes de hablar de ellas, tenemos que pasearnos por las instalaciones de Fresnedillas en esa noche del domingo 20 y la madrugada del lunes 21 de julio, donde, además del personal, había muchos periodistas de varias partes del país que, por cierto, tenían habilitados unos cuartos en el propio complejo. Eso sí, tenían restricción para pasar a la sala de recepción, donde solo podía entrar el personal técnico y profesional y que era una mezcla de estadounidenses y españoles, pero el resto de los ambientes era un continuo ir y venir. 

Instalaciones de Fresnedillas de la Oliva

El personal de servicio pasó a trabajar sobretiempo.  Un televisor muy grande se erigía en lo alto de un amplio salón, donde se oía la voz de Jesús Hermida narrando desde Houston a través de la televisora española —para Brasil lo hizo Hélio Costa por la red Globo y para Venezuela lo hacía Renny Ottolina por Radio Caracas Televisión—.

 Según Consuelo Alonso, una de las cocineras del plantel de Fresnedillas,  esa noche se lucieron haciendo comida especial y aperitivos, incluso roscones de reyes, sin que fuera su temporada, pero la gente, más que degustar la comida, lo que buscaba era café, sobre todo los "americanos", así que, para ella, la llegada a la Luna y los raudales de café son cosas muy relacionadas. Por otro lado, Luis Rodríguez, un electricista a cargo del mantenimiento de la antena, y que también hizo guardia por casi veintidós horas, refiere que fue una noche tensa. No se sabía si estaba en una fiesta o... en un velorio. Era como ver un mundial de fútbol en donde España estuviese en la final. Los nervios estaban en un contínuo estado de crispación.

Gamberra, Australia, había entrado en luz roja y Madrid dio paso a la verde, ocupando su puesto en primera fila para monitorear el desprendimiento del módulo lunar o Eagle, del módulo de mando o Columbia —no está de más recordar, que su nombre es en honor a Cristóbal Colón—  en éste último quedaría orbitando Michael Collins, quien se refirió a sí mismo como "el hombre más solitario del mundo desde los tiempos de Adán".

Michael Collins en el Columbia

El descenso de los 15 kilómetros que separaban al Columbia de la superficie selenita, parecía normal hasta que el Eagle comenzó una aceleración que excedía ligeramente la programada. Estaban bajando a 130 kilómetros por hora. Puede que nos parezca una velocidad lenta, pero hay que recordar que se trata de una nave hecha muy liviana de manera deliberada,

con un fuselaje de cuatro láminas de aluminio ligero, apenas más fuertes que unas latas de cerveza,  separadas del espacio exterior solo lo suficiente para mantener un equilibrio con la baja presurización interna,  además, de  que la habían dejado sin asientos o cualquier otra cosa que implicara peso, por eso los astronautas solo contaban con unos correajes para mantenerse inmovilizados. El caso es, que en medio de un descenso que ya comenzaba a inquietar, en la pantalla de la computadora de abordo apareció un código, el 1202, que Armtrong reportó a Houston, no como cifra entera sino quebrado en sus dos números twelve−zero two. Se trataba de una señal de alarma en el procesamiento de la computadora de navegación. Para entender esto hay que explicar algo. 

Computadoras usadas comunmente en 1969

Para 1969 las computadoras eran aparatos muy sofisticados y de exclusividad corporativa —ni imaginar eso de computadora personal— que ocupaban mucho espacio en salas destinadas sólo para albergarlas. Así que la que podía ir en una nave tan estrecha y que debía ser lo más liviana posible, sería de software limitado y con una memoria que no superaba los 370 kilobytes. Para no entrar en detalles técnicos, podemos decir que un teléfono móvil actual —estoy escribiendo esto en el año 2022— no solo supera a la computadora del Eagle, sino también a muchas de las que estaban en el centro de Control de Houston en ese entonces. El caso era que el ordenador, muy parecido a una calculadora de bodega y que tenía las instrucciones de los "comandos" en la tapa del teclado, estaba advirtiendo de su propio colapso, porque al activarse el pilotaje automático, había recibido más información de la que podía procesar y además su memoria se había llenado. No había tampoco tiempo de borrar información.

Computadora a bordo del Eagle

Algo como esto, hubiese colgado a un ordenador cualquiera, pero este no era un ordenador cualquiera, así que ni pensar en "reiniciar". Entonces, para encarar eventualidades como estas, a esta computadora se le habían adicionado un sistema de seguridad que cancelaba las demás operaciones para solo limitarse a mantener la trayectoria en la dirección correcta, es decir, un punto preestablecido en el llamado "Mar de la Tranquilidad", lugar que se veía idóneo en las fotografías que tomara  el Apolo 10, pero hay que recordar que las tomas de aquel entonces no tenían una resolución óptima a distancias orbitales, y  tampoco se había sondeado la superficie lunar para tener una idea de metales en el suelo que crearan campos magnéticos que deterioraran las comunicaciones, otro riesgo que pesaba sobre sus cabezas. Por fortuna no hubo problema con lo del mágnetismo, pero la velocidad no prevista de la nave, había consumido más nafta de la calculada para el descenso y Houston les informó que le quedaban solo un minuto para tocar suelo. Y como si esto fuera poco, Armstrong y Aldrin descubrieron con horror, que el punto al que los llevaba el piloto del ordenador, era en realidad un amontonamiento de rocas tan grandes como camiones, que no fueron detectadas en las fotografías y  amenazaban con hacer añicos al módulo.

Acá hay que recordar que la prioridad de la misión era la integridad física de los tripulantes, para ello existía un botón rojo, cerca de la rodilla izquierda de Armstrong que, al pulsarlo, quebraría el módulo por la mitad y eyectaría la cápsula hacia el espacio para acoplarse de nuevo al Columbia. Por eso Armstrong, para no aplastarlo de manera accidental, lo había tapado con un adhesivo. 

Antena de Fresnedillas

En Houston y en Fresnedillas, y en el mismo módulo lunar, sabían que había tres posibilidades, abortar la misión pulsando el botón rojo, lo que es igual a un fracaso técnico, o bajar de manera accidental, lo que a su vez pudiese ser una muerte rápida por el impacto del módulo contra el suelo lunar, con la variante de no morir en el impacto, pero quedar con una nave tan deteriorada que fuese imposible el despegue, lo que supondría morir  abandonados en la superficie lunar. Y la tercera posibilidad, era un alunizaje exitoso. 

A todas estas, a Grandela, en Fresnedillas le estaban llegando las constantes fisiológicas de Armstrong y Aldrin, donde el primero tenía 158 pulsasiones por minuto, lo que él calificaba de "situación demencial" no obstante, Grandela reconoció que si al personal de Huston o a ellos le hubiesen medido las pulsaciones, estarían tan alteradas como la de los propios astronautas.

Armstrong, de inmediato, desconectó el navegador automático para pasar a la maniobra manual y esquivar las piedras. Vale acotar que el aparato era un cacharro menos aerodinámico que el biplano de los Hermanos Wright. Digamos que se trataba de una cafetera con patas que, por diseño, solo servía para subir o bajar en una línea semicurva, no para dar vueltas y planear, digamos que su poder de maniobra era más parecido al manejo de los cordones de un paracaídas que al del timón de una nave. Armstrong "manejaba" la palanca viendo por su pequeña ventanilla y Aldrin le reportaba lo que se veía desde la de él y los números que indicaban la altitud. 

El caso era que cuando Charles Duke, la voz del jefe de Houston, les estaba indicando que les quedaban solo 60 segundos de nafta para el descenso, en realidad les estaba recordando que si al llegar a los 18 segundos de combustible, ellos estaban todavía alejados del suelo o no hallaban donde posar el módulo, debían abortar la misión.

Amstrong logró esquivar las rocas, pero todas estas maniobras habían disparado el consumo de nafta, Por otro lado, luego de salvar el área rocosa, se toparon con la pendiente de un cráter que, para ellos, era el equivalente a un farallón, lo que obligó a Amstrong a mover la palanca todo lo que daba hacia el oeste del cráter, es decir, el borde más cercano a ellos, donde visualizó un sitio plano. No obstante la falta de combustible podía precipitar un alunizaje de "golpe y porrazo" como pensaron el Fresnedillas.

Entonces se oyó la voz de Aldrin.

—We're kipking up a little dust  (Estamos levantando polvo)

Esta situación, más que alegarlos, agravó más el asunto, pues ni Armstrong ni Aldrin podían ver dónde estaban cayendo.

De Houston volvió algo así como un ultimátum

—Thirty seconds (treinta segundos)

Pasaron doce segundos de silencio, hasta que Aldrin volvió a hablar

—Contact light (Luz de contacto) 

Se refería a una luz azul de su tablero, que indicaba que estaban a un metro del suelo y debían comenzar a apagar el motor.

Pasaron doce segundos de "eternidad", cuando de nuevo se oyó la voz de Buzz Aldrin.

—Lights on, I turn off the engine (Luces encendidas, apago el motor)

El polvo no permitía dilucidar la imagen en los monitores de Fresnedillas, pero en las consolas vieron una serie de luces que se encendían. Se trataba de los sensores de cada pata del módulo.

Ahora, la que se oyó fue la voz de Neil Armstrong

—Houston, this is Tranquility base. The Eagle has landed  ( Houston, aquí base Tranquilidad. El Águila ha aterrizado )

En Madrid, eran las 21 horas, 17 minutos y 39 segundos, del domingo 20 de julio de 1969.

Estas fueron las palabras que más significaron para todos, en el sentido de que no fueron un libreto para el bronce, sino el fruto de una situación muy dramática. Todos respiraron aliviados pero en Fresnedillas nadie celebró hasta que no oyeron de Houston que la luz verde ahora la daba Goldstone desde California.

—Thank you Madrid for everything. See you tomorrow

(Gracias Madrid por todo. Hasta mañana)

Centro de Control de Huston. Texas

En ese momento de liberación de la responsabilidad técnica y  ya sin adrenalina en sangre, fue cuando el personal de Fresnedillas sintió que en las horas que acababan de vivir, habían llevado sobre sus hombros el gigantesco peso de la Historia.  De hecho, Grandela cuenta que ahí le comenzó a temblar una de las piernas y Carlos González en Robledo, dice que se dio cuenta de que estaba alterado cuando le pasaron las hojas de un formulario para firmarlas y las hojas se batían en su mano como abanicos. Tuvo que firmar más tarde. 

Pero no podían celebrar a sus anchas pues todavía la misión no había terminado y a Madrid le tocó también estar en luz verde en el momento de la salida de la Luna, cuando iban a utilizar un motor que había ayudado al descenso pero que no sabían cómo podía comportarse al subir pues, por la premura del "fin de la década" no había sido probado lo suficiente, cualquier cosa tenía la posibilidad de fallar. Por eso Valeriano Claros dijo que el momento en que en verdad pudo desatar su euforia fue cuando vio a los hombres−rana rodear la cápsula del Apolo y atarla para ser remolcada al portaaviones USS Hornet

Tres meses después, en una gira de agradecimiento y celebración destinada principalmente para Australia y España, el siete de octubre de 1969, Amstrong. Aldrin y Collins, junto a sus respectivas esposas, visitarían a España para darle personalmente las gracias a "Madrid" (2)

 

Astonautas por la Gran Vía, antigua av. José Antonio

Fresnedillas de la Oliva, es hoy en día un centro cultural y museo temático, luego de que en1984 su antena fuera desmantelada para pasar a formar parte del complejo Robledo de la Chavela, donde la NASA, la EUSPA Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial y el INTA Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, colaboran para el proyecto de "Espacio Profundo".

Complejo de antenas en Robledo de la Chavela

Como epílogo a esta historia, quisiera recordarle a los que dicen que el papel de España fue secundario o solo arbitrado por USA, cosa que no discutiré, pero sí les responderé que solo Australia y España pudieron entrar en el proyecto. Y no está de más recordar que, por casi un siglo,

Réplica de la nao Victoria , exp. Magallanes Elcano

la Casa de Contrataciones de Sevilla, autorizó, evaluó y registró todos los proyectos y documentos topográficos enviados y llegados de esas extrañas tierras que constituían El Nuevo Mundo, en otras palabras, el mejor antecedente de lo que es la NASA hoy en día, estuvo por primera vez en Sevilla.

 

 ( 1 ) Para la cronología breve de la carrera espacial, ver aquí

 (2 )  la llegada de la tripulación del Apolo 11 a España pulsar acá

Personal de Fresnedillas 1969

Agradecimiento a Amelio Barbiery por su aporte testimonial a esta crónica

Fuentes

https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/07/la-historia-tras-la-estacion-espacial-de-fresnedillas-de-la-oliva

https://www.rtve.es/noticias/20190719/espana-pieza-fundamental-mision-apolo-11/1969000.shtml

https://www.publico.es/ciencias/fresnedillas-oliva-vecinos-pueblo-alunizante-madrid-esperaron-senal-apolo-11.html

Astronautas en Madrid

https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/Las-comunicaciones-entre-el-Apolo-11-y-Madrid-fueron-imprescindibles-para-llegar-a-la-Luna

https://mrgorsky.es/2016/10/20/el-dia-que-espana-salvo-al-transbordador-espacial-columbia/

Costureras confeccionando los trajes para el Apolo 11, atención a las máquinas utilizadas. Al rededor de 40 mil personas trabajaron directa o indirectamente en el proyecto.

https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2019-07-20/el-ingeniero-que-mantuvo-vivo-al-apolo-11-desde-madrid_2130819/

https://www.canarias7.es/sociedad/maspalomas-en-el-camino-espanol-a-la-luna-GL7638954

https://elpais.com/elpais/2019/07/16/ciencia/1563295327_843921.html

CURIOSIDADES DEL APOLO 11 https://www.cambio16.com/apolo-11-hace-medio-siglo/

https://www.bbc.com/mundo/noticias-48882605

REPORTAJE PARA ESPANA https://www.rtve.es/play/videos/programas-y-concursos-en-el-archivo-de-rtve/nacido-nueva-era-especial-llegada-luna/5293599/

https://lab.elmundo.es/hombre-en-la-luna/misiones-apolo.html

Sello postal espanol 

ARMSTRONG https://www.youtube.com/watch?v=r1K2n7zVTVw

TEORÍAS CONSPIRATIVAS DE QUE TODO FUE UN

FRAUDE https://www.youtube.com/watch?v=J-7hKPwfNM0