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Cuentos de una Bitácora quinceañera / ¿ De dónde viene el nombre de "tigrero" ? / Primera parte

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Para celebrar los quince años de este blog he decidido responder a la pregunta: ¿de dónde salió el nombre de la página ? Les adelanto que se refiere a mi primer cuento. Pero antes de que lo lean, quiero que sepan qué fue lo que me motivó a escribirlo ... aunque… para ello tenga que extenderme a echarles otro cuento… así que, paciencia conmigo. Todo comenzó cuando, finalizando la década de los 70,  inicié unos viajes a la Amazonia venezolana. Se trataron de unos recorridos iniciáticos, de esos que te cambian la vida. Es importante el detalle de que, para llegar a esos lugares solo se podía acceder por vía fluvial, remontando el Orinoco desde Caicara en la región guayanesa  — algo que podía durar semanas — o durar horas por avioneta desde San Fernando de Apure, la ciudad llanera más recóndita del sur venezolano, como fue en mi caso. Eso sí, después de cruzar medio país por tierra desde Caracas. El aterrizaje fue en Puerto Ayacucho, por aquel entonces, un pequeño asentamiento que fung

Magia en la grada (crónica-relato)

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                             Magia en la grada   Para Hely Saul Oberto R.    ─¿Qué les parece? ¿Saben lo que dice Andy?.. ¡Que es amigo de Roger Maris! Diciendo esto, Niki soltó una risa burlona que todos secundamos. Era lógico tomar eso a chanza cuando se refiere a un astro consagrado de las Grandes Ligas. La reacción de Andy fue entregarse a su tradicional mutismo. ¿En realidad lo conocía? Puede que sí o quizás no, pero de que era su ídolo, era innegable. Eso lo supe desde el momento en que nos instalamos en el cuarto estudiantil que compartíamos. Mientras que, desde el lado de mi cama, Marilyn Monroe nos miraba con sus ensoñadores ojos bajo sus párpados dormilones, de perfil y a todo lo largo del encuadre mostrando sus encantadoras piernas y recostada sobre un terciopelo carmesí, ¿qué había puesto Andy en la pared de su lado?...  ¡ Exacto !   Un afiche de Roger Maris en pleno acto de conectar un vuela cerca.     A pesar de que las burlas siguieron, me di cuenta   que

Espectro (crónica)

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  Espectro Para Estrella García Coronado, hija de Libia y Don Rómulo     Al traspasar la puerta de celosía del zaguán, vi a mi tío Romito  recostado      sobre unos sacos de maíz apilados en el corredor,  inmerso en la resaca de cocuy barato . Él mismo había dado órdenes de que al estar así no le dejaran pasar a su casa, pues no quería que su hijita lo viera en ese estado.     Era difícil acostumbrarse a esa imagen, siendo que Rómulo García Hernández era Tio Romito uno de los intelectuales más brillantes que había dado, no digamos que el pueblo de Cabure, sino la Sierra de Falcón entera y, según los entendidos, era un poeta que no tenía nada que envidiarle a Polita de Lima, Elías David Curiel o al mismísimo Andrés Eloy Blanco; además era un hombre trabajador y valiente, al mejor estilo de un Lord Byron, al punto de estar dispuesto a morir en un duelo por su amada. Eso fue así hasta que Libia, su esposa, murió en el parto. La bebita sobrevivió, pero eso no fue suficiente para s

Una Guitarra en la selva (crónica relato)

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      Una Guitarra en la Selva Para Alí Rafael Reyes, mi padre.      Pulsé la tecla play  d el magnetófono Ferguson Electronic de bobina descubierta. ─Listo. Ahora sí. Iniciemos por vuestra infancia ¿Quién de vosotros comienza?... Bien, adelante. ─Con respecto a nuestra infancia ¡Guau!...Cuando te decimos que nuestra infancia fue feliz, ten por seguro que no hay nada de retórico en ello. Éramos unos indiecitos que tenían a su disposición la Naturaleza en pleno. Nuestro trabajo consistía en explorarla, estudiar la rutina de los animales, sus madrigueras, los senderos que recorrían, dedicar horas   a nadar y a pescar o tratar de obtener la mejor varilla para fabricar las flechas más precisas, y ayudar a construir la curiara o canoa familiar. Una infancia donde cada día traía algo nuevo.  Por supuesto, la muerte para nosotros no era algo abstracto, y el mejor ejemplo, eran esas eternas noches en que, atisbando la luz de las antorchas entre la malla de la hamaca, llegábamos a escuc