Guapa por duplicado ( crónica )

Guapa por duplicado

Para el lic. Humberto Márquez, la voz narradora de estos hechos.

 

Fue en junio del 2004. Me encontraba en el aeropuerto Las Piedras, de Punto Fijo, esperando mi vuelo a Maiquetía. Cuando una fémina, que levantaba un revuelo por donde andaba, me hizo abandonar la lectura. Se trataba de María Corina Machado quien, por buenamoza, tiene a quien salir, pues es hija de esa deportista, médico y, sobre todo, belleza paraguanera que es Corina Parisca Pérez de Machado.

Me saludó con efusión y nos despedimos con un beso. Entonces ella traspasó las puertas de vidrio hacia la pista para abordar un chárter que la llevaría a Caracas y así, continuar sus trajines de activismo político.

Quedé extasiado viendo como el brisote paraguanero, que dobla los cujíes y derriba empaliza’s, hacía que sus ropas se estremecieran mientras trataba de arrebatar del piso su frágil figura.

Abordó la pequeña nave junto a otras personas. Yo, entretanto, esperaba verlos carretear y despegar. Pero pasaba el tiempo y nada. Como a los diez minutos, se abre la puerta y descienden los pasajeros con su equipaje. Entonces aproveché a que uno de ellos entrara a la sala de espera y lo abordé. Me respondió mascullando las palabras:

─Esa pi'azo 'e lata no arranca. Tendré que salir mañana a primera hora en el vuelo  comercial, pero ¡Ni loco, me vuelvo a montar en ese calembe!

Me pegué al vidrio de la sala y pude observar que el piloto y otras personas estaban tratando de encender la máquina dándole vueltas a una de las hélices. Vano intento. Y pasados más de cuarenta minutos, la única pasajera que quedaba era María Corina, que veía su pequeño reloj y hacía llamadas por su celular. En eso estuvo, hasta que una camioneta entró a la pista, se estacionó al lado de la aeronave y abrió su capó para conectar los cables de su batería a la de la avioneta. Solo así, logró encender la máquina.

María Corina fue la única pasajera que abordó la nave. Tenía más de una hora de retraso.  Y mientras la pequeña Cessna blanca con franja azul, se dirigía a la cabecera de pista, sus siglas YV 1825 P, se me grabaron a fuego, porque llegué a temer que volvería a verlas en el titular de los diarios del día siguiente.

A Dios gracias, no fue así. Pero ahí comprobé que lo que esa mujer tiene de guapa por bella, se queda corto comparado con lo corajuda y determinada que es.

Alí J. Reyes Hernández

Coro, edo. Falcón, Venezuela, 

17 de mayo del 2018